Primer domingo de Adviento
Ya conocéis el tiempo, y que es hora de levantaros del sueño, leemos en la Epístola. En este mundo y entre los miembros de la Iglesia, la gran mayoría languidece en su corazón con un letargo mortal. Solo vela realmente el que atiende a su salvación. He aquí por qué la Iglesia nos lee el 1er Domingo de Adviento la historia del último juicio. Por eso es hora de gritar con San Pablo, es la hora de levantaros del sueño.
La causa de los pecados y desgracias de la humanidad es siempre la falta de consideración y vigilancia, que, si es necesaria para prevenir la caída, es más necesaria al pecador para levantarse de la ruina. Mil sitios en las SS.EE. repiten: vigilad (sigue)

Segundo domingo de Adviento
Nos encontramos en el segundo domingo de Adviento. Al leer el Evangelio puede sorprender a alguno que el Bautista enviase a sus discípulos, siendo él el precursor, a preguntar ¿Eres Tú el que viene, o hemos de esperar a otro?”. ¿Acaso no lo sabía San Juan, preguntará alguien? La solución generalmente adoptada por los autores católicos es que el Bautista no envía a sus discípulos a Cristo para que le responda a él, quitándole su supuesta duda (sigue)
